miércoles, 27 de mayo de 2009

El IMPERIO MUEVE SUS PIEZAS EN AMERICA LATINA.


¿Quién es Norman Bailey,
el hombre encargado de
espiar a Cuba y Venezuela?


Norman Bailey fue nombrado el martes 9 de enero de 2007 como jefe de inteligencia contra Cuba y Venezuela, luego que la Central de Inteligencia Americana (CIA) pidiera a John Negroponte, director nacional de los Servicios de Inteligencia de los Estados Unidos, la creación de una división especial para centralizar, unificar y coordinar desde un sólo nodo las actividades de Washington hacia los dos países más hostiles del hemisferio.

La CIA ya estuvo involucrada directamente en el fallido golpe de Estado contra Chávez en abril del 2002, y financia a través de una fundación pantalla, la National Endowment Democracy (NED) a los partidos políticos y organizaciones sindicales y sociales opositoras a Chávez, violando la soberanía nacional al inmiscuirse en la política venezolana. La creación de esta oficina también da otra señal y es que la lucha contra Venezuela pasó a ser una política de Estado, ya que este tipo de modificaciones estructurales de la CIA, precisan de la aprobación del Capitolio, por lo que cuenta con el apoyo del Partido Republicano, pero además del Partido Demócrata que encabeza los sondeos para hacerse con el gobierno una vez terminado el mandato de Bush.

Desde que una oficina particular de la CIA se encargó de los asuntos cubanos, Fidel Castro sufrió al menos, 600 intentos de asesinatos coordinados por la propia CIA, además de la fallida invasión de Playa Girón.

En 1999, Bailey dijo que Chávez es “un dictador civil” y lo considera “un peligro dentro y fuera Venezuela” . En declaraciones públicas, afirmó que Chávez es culpable de ocho pecados capitales:
1.“Impulsa un eje populista-izquierdista en Sudamérica junto a Fidel Castro, Evo Morales”.:
2.“Chávez encabeza la prédica regional contra los Estados Unidos”.
3.“Es el principal opositor al ALCA”.
4.“Apoya financieramente a movimientos indígenas de izquierda en países andinos”.
5.“Brinda apoyo logístico a las FARC” (sic).
6.“Financia a Cuba con petróleo venezolano”
7.“Transformó a la Isla Margarita en un refugio para terroristas islámicos”.
8.“Interfiere en conflictos bilaterales como en el caso Bolivia-Chile por la salida al mar”.

Norman Bailey y John Negroponte compartieron gabinete durante el gobierno de Ronald Reagan. Desde esos tiempos, Bailey infiltró al gobierno del otro agente de la CIA, Roger Noriega, para preparar el ataque estadounidense sobre Panamá, a fines de derrocarlo, capturarlo y llevarlo a una prisión estadounidense. Se pegó como asesor de Noriega hasta el bombardeo ordenado por George Bush (padre) sobre los barrios pobres de Panamá, siendo bautismo de fuego de los bombarderos invisibles F-117.

Es por la tierra, idiota.

Durante el gobierno de Fernando De la Rúa, Bailey consiguió una oficina en la propia embajada argentina en Washington, otorgada por el ex canciller y miembro del Opus Dei, Adalberto Rodríguez Giavarini. Desde esa oficina se reunía con miembros del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), del que forma parte el propio Giavarini, Martínez de Hoz y Roberto Lavagna. Bailey también visitó la Argentina el 7 de marzo de 2002 (5), alojándose dos noches en el Hotel Plaza, para presentarle en Olivos un manuscrito a Eduardo Duhalde, entonces presidente de la Nación, con diecisiete puntos para que Argentina “salga de la crisis” y fue quien lanzó la idea de “Canje de Deuda por Territorio” (6) (7), a fines que Argentina acceda a entregar terrenos fiscales para reducir la deuda externa (8).

Los puntos principales que aconsejó el asesor “independiente” Bailey a Duhalde fueron:
1. Reprimir fuertemente la agitación social a corto plazo.
2. Elecciones a mediano plazo como válvula de dispersión y distensión social.
3. Debido al “default”, emitir bonos de deuda respaldados por territorio nacional.

¿Los puntos 1 y 2 tendrán que ver con la masacre del Puente Avellaneda que redundó en el llamado “anticipado” –o planeado- a elecciones?

En ese entonces, inteligencia de la Policía Federal y la SIDE coincidan con los estudios de la CIA sobre la escalada de las protestas sociales en la Argentina, impulsados por el creciente desempleo, la baja recaudación fiscal y el deterioro del salario. Por ello, Bailey entregó personalmente un mensaje de George W. Bush, indicándole estos puntos, y que las elecciones debían ser llamadas en un plazo no máximo de 90 días.

Una versión de los hechos dice que Duhalde sólo no quiso cumplir con uno de los puntos: abandonar la presidencia.

La venta de tierras a “inversores” extranjeros, como Tompkins, miembro de la CIA según fue denunciado en Suecia, Soros, Benetton, Turner, Lewis y tantos otros estaba en marcha, mientras que la solución financiera fue la emisión de bonos atados al crecimiento del PBI.

El 26 de junio de 2002 se realizó en todo el país una protesta popular ante la decadente situación nacional y reclamando un cambio político. Los protagonistas de estas manifestaciones fueron las organizaciones sociales y piqueteras que rodearon la ciudad de Buenos Aires. No obstante, una de las movilizaciones fue particular en todo sentido: en el Puente Avellaneda, se habían apostado más efectivos que en todos los otros puntos de protesta, con miembro de Gendarmería, Policía Federal y Policía de la Provincia de Buenos Aires. Llamativamente, absolutamente todos los medios, e inclusive programas de cada canal, tenían móviles para transmitir en directo lo que allí acontecería, dejando a las claras que cierta información de inteligencia se filtró a los medios y derivó en el jaque mate sobre Eduardo Duhalde en la presidencia.

En esa movilización, en la que ningún miembro de las fuerzas de seguridad fue agredido, el comisario de Avellaneda Alfredo Franchiotti, secundado por Alejandro Acosta, asesinaron a mansalva a Maximiliano Kosteki y Darío Santillan, ambos piqueteros de la organización Aníbal Verón.

Los miembros de la bonaerense fueron filmados y fotografiados in fraganti y sobrevoló sobre la Casa Rosada la hipótesis de que el choque fue montado como una demostración de fuerza de Eduardo Duhalde para testear a la sociedad. Si ante la represión recogía apoyo, podría desobedecer la orden de Bush de llamar a elecciones inmediatamente. Pero ocurrió lo contrario: Eduardo Duhalde debió anunciar elecciones anticipadas el 9 de julio de 2002, desde la provincia de Tucumán. Pero también los hechos, muestran una cronométrica precisión de las órdenes impartidas por Norman Bailey:
-Marzo: Bailey entrega el plan a Duhalde de corto y mediano plazo, y la venta de territorio.
-Junio: se cumple el segundo punto de “Reprimir fuertemente la agitación social a corto plazo”.
-Julio: se respeta el punto de llamado a elecciones como válvula de distensión social.

De los 90 días de plazo que le había dado Bailey, el 7 de marzo, Duhalde apenas se demoró un poco: tardó 124 días, apenas 34 días más de lo exigido, cuestión que no originó ningún malestar en Washington. El acuerdo se cumplió, al mismo tiempo que llegaban los inversores terratenientes.


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