lunes, 22 de junio de 2009

DESARROLLO LATINOAMERICANO BAJO LOS (nuevos?) ADVENIMIENTOS NEOLIBERALES

POR FLAVIO R.




Introducción:

La crisis del Estado de Bienestar en los años setenta, el impacto de los desajustes de la economía en la década de los ochenta, y la adopción del modelo neoliberal en los años noventa determinaron el desmonte del Estado desarrollista en los países andinos y por consiguiente el ocaso de las políticas regionales. Estas fueron reemplazadas por una corriente de descentralización para la repartición de recursos fiscales con acento municipalista, que ha postergado la descentralización para el desarrollo regional y local. Conjuntamente con las centralizaciones de los años ´80 y ´90, aparecieron tres ejes nuevos en cuanto al desarrollo regional: las políticas secto-regionales de innovación tecnológica, desarrollo productivo y competitividad; el ordenamiento territorial; y el desarrollo económico local.
Estos conceptos proponen algunos desafíos de cara al futuro en materia de políticas regionales, como será desarrollar la racionalidad sistémica necesaria para engarzar una variedad de acciones e instrumentos actualmente inconexos entre si; reorientar la descentralización hacia el desarrollo competitivo de las regiones y las localidades; y mantener la integridad del Estado-nación en medio de las exigencias externas de la globalización y de las demandas internas por mayores competencias para las entidades subnacionales. (Moncayo Jiménez, 2006).

Transito del EKB al ETS.
La llamada crisis del petróleo de los años setenta dieron fin a los treinta gloriosos años de lo que se llamo el Estado Keynesiano de Bienestar (EKB) cuyo modelo estaba en pleno ascenso y consolidación de políticas públicas de corte intervencionista, dirigista y formuladas con un enfoque arriba-abajo (top-down), es decir que este tipo de paradigma llevaba a cabo su ejecución como una secuencia lineal que descendía del centro a la periferia.
El EKB tuvo una intervención activa con dos objetivos para reducir las disparidades interregionales, por un lado a través de la promoción de las áreas atrasadas y la recuperación de las que estuvieran en retroceso, y por otro por razones de eficiencia económica, pleno empleo y el impulso de la demanda agregada, como la equidad interterritorial.
Las características de estas políticas de trazo intervencionista era en primer lugar dar fin a los mecanismos concentradores de la inversión en unos determinados emplazamientos, marginando a otras localizaciones, y en segundo lugar, aconsejaban a concentrar las inversiones en unos polos con capacidad para irradiar efectos de arrastre a todo el territorio nacional. ( la Teoría del “Gran Empujón”, The Big Push, actúo con una racionalidad similar).
La crisis de la economía mundial y del EKB en los años setenta determino el transito hacia un accionar del estado caracterizado por su repliegue a ciertas funciones básicas y la descentralización de competencias a las orbitas subnacionales.
Este transito se produce conjuntamente con el advenimiento de profundos cambios estructurales del capitalismo occidental como el posfordismo y los procesos de globalización, que encontrarán en el ETS un nuevo matrimonio a decir de Fernández.
Así, el Estado asume a lo que Bob Jessop dio en llamar el Estado de Trabajo Shumpeteriano
[1] (ETS) cuyos objetivos serán la promoción de innovaciones de productos, de procesos organizacionales y de mercados; el mejoramiento de la competitividad estructural de las economías abiertas, principalmente mediante la intervención del Estado pero ahora en lado de la oferta y paralelamente a la subordinación de la política social a las exigencias de la flexibilidad del mercado de trabajo y la competitividad estructural.
Los promotores del ETS, expresan entre otras cosas por ejemplo que, fue un error fijar políticas de salario mínimo y se escudan en que si esta política no hubiese existido, la del EKB, los empresarios estarían en condiciones de promover el pleno empleo, ya que el desempleo es consecuencia de los “altos salarios” que se han fijado a los trabajadores producto de las “presiones” sindicales y además de las cargas tributarias que deben soportar por parte del Estado, para mantener a sus trabajadores.
Como el EKB era la forma de regulación más apropiada para la reproducción ampliada del capitalismo fordista, el ETS resultará ser el armazón político más funcional al posfordismo.
[2]
Según los enfoques neoclásicos, dada la perfecta movilidad de los factores de la producción, el trabajo se desplazará desde las regiones atrasadas hacia las avanzadas y el capital lo hará en sentido contrario, toda vez que su tasa de rendimiento marginal suele ser mayor a aquellas regiones en las cuales los salarios y el capital per cápita son más bajos. En consecuencia, en el largo plazo la tasa de acumulación del capital tenderá a igualarse en ambos tipos de regiones, y por lo tanto, lo mismo ocurrirá con el ingreso per cápita.

La UE y su enseñanza para América Latina.
En la conformación institucional de la Unión Europea (UE) surgieron transformaciones dominadas por un fuerte y múltiple reescalonamiento espacial a nivel institucional y económico redefinieron el patrón de keynesianismo nacional sobre el cual estuvo basado el modelo de la UE en los ´50. En este marco de redefiniciones tuvo lugar una fuerte lucha entre proyectos, ideas, instituciones y fuerzas sociales por la imposición de un perfil específico al nuevo orden posfordista keynesiano.
La implementación del proyecto triunfante significo el establecimiento de una disciplina neoliberal que compelió a las instituciones nacionales y subnacionales a crear una estructura gubernamental “amigable y segura” para la expansión del capital global.
Dos cuerpos institucionales reflejan este objetivo estratégico; por un lado fue la EUROPEAN ACT (1986), que marco el movimiento neoliberal más reconocido, dirigido al desmantelamiento del marco institucional keynesiano y del consenso neocorporativo de la posguerra por medio de un impresionante proceso de desregulación, valiéndose del hiperoptimista Reporte Cechini, la European act llevo a los estados nacionales europeos a dar curso a más de 300 medidas desregulatorias que incrementaron considerablemente la libertad y movilidad del capital global en el proceso de unificación.
Si los instrumentos de desmantelamiento contenidos en la European Unión Single Act expresaron el movimiento de roll-back del neoliberalismo, el segundo cuerpo institucional representado por el TRATADO DE MAASCTRICHT (1993), indica el movimiento de roll-out, encargado de promover nuevas instituciones regulatorias, desplazando el empleo subvencionado por el gasto público como eje central de las políticas económicas y emplazando como prioridad el control de la inflación.
El tratado de Maasctricht atacó al corazón de las instituciones y sobre todo de las políticas keynesianas, imponiendo compulsivamente un conjunto de reglas de convergencia
[3].
América Latina (AL), no puedo aprender de la estrategia de desarrollo regional de la UE es que no existe nada parecido a un modelo a copiar o en el cual inspirarse, y que, desde una perspectiva territorial dinamizadora e inclusiva, ningún cambio significativo parece posible sin una formula alternativa en la estrategia que llevo adelante la construcción de la UE.
Cabe resaltar, que desde su ausentismo sobre esa concepción del territorio como si fueran cerramientos auto- reproductivos propios de los Neoregionalismos
[4] (NR), las políticas regionales de la UE son incapaces de dar respuesta a por ejemplo a cuestiones de: ¿por qué las regiones más atrasadas y empobrecidas, dominadas por instituciones colectivas débiles, comportamientos free riders, baja calificación de los recursos humanos y programa de apoyo con un presupuesto de tan solo el 0,5 % del PBI de la UE, podrán generar formas autoorganizadas de desarrollo aún difíciles de ver en ámbitos social e institucionalmente más avanzados? ¿Por qué creemos que las regiones crecientemente periféricas podrían crecer al ritmo de los grandes centros territoriales? (Fernández, 2008)

Desmantelamiento Estatal y (vía) libre mercado.
Si bien las políticas de tercera generación acentuaron la competitividad sistémica y enfatizaron la importancia de las condiciones básicas, estas no solo se refirieron al marco macroeconómico, sino también a un conjunto de acciones de nivel meso (sectorial y local), reforzando la competitividad de los sistemas regionales de producción.
A partir de los años setenta el neoliberalismo aterriza de lleno en AL y lo hace con su mejor expresión, a través de golpes de estado que se suceden sistemáticamente a los largo de todo el continente, empeñados en imponer la libertad de mercados bajo la consigna de combatir los focos del comunismo
[5], financiando a las FFAA para instaurar la libertad de mercado mediante la represión política.
En AL la operación de desarme del EKB fue mucho más grotesca que en UE, siendo las Presidencias de Reagan y Thatcher los referentes del neoliberalismo en el Cono Sur. Argentina, Chile, Uruguay sufrieron golpes de estado y por ende el fin de las políticas públicas y del estado interventor.
Luego de algunos años de desmantelamiento, más precisamente en los años noventa, se llevará adelante un proceso privatizador escalofriante, pero por sobre todo logrará instalar en la sociedad el concepto de “estado deficitario”, para dar así la estocada final a lo que se llamo el EKB.
Amin, a sostenido que: “Sin prestar atención a las mas amplias circunstancias institucionales y del mercado que modelan los destinos locales, las estrategias focalizadas desde la comunidad nunca serán mas que un engaño para las altamente presionadas ciudades y regiones, posiblemente solo sean un paño frío, en tanto que el apoyo brindado por el Estado de Bienestar y otros medidas redistributivas son sutilmente retiradas en nombre de una perspectiva basada el empowerment de la comunidad, dejando que “la porción del León” de políticas y acuerdos institucionales para el desarrollo económico nacional permanezca sesgada hacia las ciudades y regiones más prosperas.”

Algunas Recetas y Conclusiones.
Como hemos podido observar, lograr procesos de desarrollo local y regional podría ser posible, pero será necesario abandonar la aceptación pasiva de las reglas macroeconómicas neoliberales y el rol complementario adjudicado, y asumido, por los NR, esto significa preservar una administración macroeconómica equilibrada y eficiente, pero en dirección opuesta a las propuestas desregulatorias y privatistas.
Una estrategia de desarrollo regional integral necesita recuperar a favor del Estado márgenes de acciones fiscales y monetarias para dar a las instituciones nacionales y supranacionales capacidad para generar acuerdos regionales inclusivos y redistributivos.
Es necesario rescatar algunos elementos que no han sido tenidos en cuenta como, las trayectorias y modelos nacionales de capitalismo y el Estado nacional, es fundamental establecer condiciones y restricciones supranacionales comunes a la movilidad del capital para contribuir a la redefinición del perverso mecanismo creado por complejas redes en las cuales las regiones centrales pueden subordinar y explotar a los territorios más pobres con mano de obra barata.
La descentralización esperaba dar respuesta para un desarrollo local competitivo, asegurar la equidad social a escala territorial, aumentar la participación política y promover la eficiencia y la transparencia de las administraciones públicas.
Pero sin embargo, no fue utilizado como un mecanismo de democratización y de redistribución del poder político que permeabilizó el régimen de las presiones de participación popular con base regional, sino que fue vilmente utilizada como una estrategia neoliberal para remitir cualquier alternativa popular al plano local y macroeconómico, mientras que las grandes decisiones permanecieron centralizadas y abiertas a una lógica de articulación transnacional.
Es así, como los mentores del posfordismo se han encargado de vaciar de recursos de las regiones periféricas en pos de aquellas más desarrolladas, generado un aislacionismo y permaneciendo subordinadas a actuar solamente como poleas de transmisión de las acciones emprendidas por aquellas.
¿Estará entonces AL en condiciones de oponer resistencia a los modelos fallidos de la UE y de crear nuevas expectativas de cara al resurgimiento de la crisis capitalista de 2009 o será ésta quien junto a las demás regiones periféricas las que soportarán toda la crisis mundial?

[1] Schumpeter; Nació en Triesch y estudió en la Universidad de Viena. Fue pupilo de Friedrich von Wieser. Enseñó Economía. Fue profesor de la Universidad de Harvard desde 1932, se destaca por sus investigaciones sobre el ciclo económico y por sus teorías sobre la importancia vital del empresario en los negocios, subrayando su papel para estimular la inversión y la innovación que determinan el aumento y la disminución de la prosperidad
[2] Las profundas alteraciones operadas en los patrones de acumulación y regulación fordista conllevaron a una redefinición en las pautas reproductivas del capitalismo que alcanzaron con profundidad su geografía ( Tickell; Peck 1995)
[3] La Public Choice va a insertar un cambio el las lógicas direccionales de las relaciones del estado-sociedad y va a explicar el comportamiento de un mercado en equilibrio que terminará asfixiado por la sobreintervención estatal e implantará novedad metodológica respecto al enfoque neoclásico en refiere a que los individuos que participan en procesos de decisión colectiva (votantes, políticos y burócratas) son las mismas personas que actúan en el mercado.
[4] Los acelerados procesos de globalización y competitividad, dieron paso a nuevos conceptos como: distritos industriales, medios innovadores, regiones aprendientes, clusters, etc. e inundaron la agenda del desarrollo regional con elementos teóricos y empíricos que presentan al territorio como centro constitutivo de las ventajas estáticas y dinámicas que fundan la competitividad (Fernández, 2001)
[5] La Guerra Fría designó esencialmente la larga y abierta rivalidad que enfrentó a EE.UU. y la Unión Soviética y sus respectivos aliados tras la segunda guerra mundial. Este conflicto fue la clave de las relaciones internacionales mundiales durante casi medio siglo y se libró en los frentes político, económica y propagandístico, pero solo de forma muy limitada en el frente militar.